L’Hospitalet celebró la semana pasada el acto de reconocimiento institucional al talento de once estudiantes de la ciudad que destacaron el curso pasado por su esfuerzo y consiguieron unos resultados extraordinarios en las pruebas de acceso a la universidad (PAU) y en la convocatoria de los Premios de Excelencia de Bachillerato, que concede la Generalitat de Cataluña. Un galardón que muy pocos alumnos consiguen y que enorgullece a quienes lo obtienen
Pol Rengel, de la promoción Àgora II, concluyó sus estudios con una media de 9’96 y obtuvo un 13’39 sobre 14 en la nota de acceso a la Universidad, lo que le ha permitido elegir la titulación que soñaba: el Doble Grado de Matemáticas y Física en el CFIS, en la UPC. Y no sólo ha recibido la Mención de Honor por obtener más de un 9 sobre 10 en las PAU, sino que ha sido galardonado con el Premio Extraordinario de Bachillerato: una prueba donde deben demostrar sus capacidades lingüísticas, capacidad argumentativa, creatividad, dominio de materias específicas y de una lengua extranjera, etc.
Creados en 1999, estos premios significan un reconocimiento a la preparación y el esfuerzo demostrado durante la etapa del Bachillerato y son una muestra de la constancia y el compromiso por el trabajo compartido entre alumnado, profesorado y familia, según Educación.
Pero nuestros alumnos no sólo son brillantes en lo académico, sino que la educación que impulsamos en Xaloc es sobre todo humana y basada en la integridad de la persona. Prueba de ello son estas palabras que nos dedica Pol tras su merecido reconocimiento, a modo de resumen tras su paso por el colegio:
«Cuando empecé el colegio con seis años, no podía llegar a sospechar cuántas vueltas daba la vida. Viví una Primaria feliz, acompañado por profesores que tampoco he olvidado.
Después de los años en Secundaria, marcados por la pandemia, empezar Bachillerato fue abrir una puerta hacia otra forma de vivir la educación. Estos dos últimos años en Xaloc quedarán grabados en mi memoria por todo el esfuerzo, la dedicación, la compañía de buenos amigos y de un profesorado extremadamente competente, formado por personas en las que, además, se podía depositar mucha confianza.
Tras la selectividad y haber empezado la carrera universitaria, únicamente puedo decir lo mucho que rememoro y echo de menos el colegio. Así pues, por haberme formado tanto en lo académico como en lo personal, muchas gracias, Xaloc.»
Gracias a ti, Pol, por formar parte de la familia que, hace 60 años, comenzó su andadura en esta ciudad de oportunidades, esfuerzo y dedicación; y curso tras curso se consagra como uno de los mejores colegios de L’Hospitalet de Llobregat.